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19 diciembre 2017, Alberto Perez Cedillo

El matrimonio y su constante evolución

La institución del matrimonio ha evolucionado notablemente en las últimas décadas, aunque de forma distinta en todas las partes del planeta.

Durante siglos el matrimonio en los países de occidente era un paso esencial para llegar a la edad adulta, siendo a mediados del siglo XX casi inevitable. Sin embargo, en la actualidad el número de matrimonios ha descendido notablemente, siendo natural que parejas que no se han casado, tengan hijos fuera del matrimonio, lo que en el pasado era impensable. En un artículo en The Economist sobre la evolución del matrimonio, se explica que en occidente el matrimonio es más resistente de lo que parece, mientras que en Asia es más inestable. En todos los continentes destacan tres grandes cambios:

  1. La decisión de contraer matrimonio ya no se encuentra en manos de los padres y familiares sino en los jóvenes que van a casarse.
  2. El énfasis en el amor conyugal, puesto que en gran parte el matrimonio ha pasado de ser un rito de iniciación a una celebración del amor y el compromiso.
  3. La creciente aceptación del divorcio, el cual es más común en muchos países, especialmente en aquellos donde las mujeres son económicamente autosuficientes.

Aunque el matrimonio se está convirtiendo en una institución cada vez menos obligatoria y coercitiva, se puede observar como en países donde el divorcio está socialmente aceptado, la gente sigue creyendo en el matrimonio como un vínculo especial que no puede tomarse o romperse a la ligera.

En los países occidentales, los hombres y mujeres de las clases sociales medias- altas con un alto nivel adquisitivo y con estudios, se casan cada vez más tarde y después de haberlo considerarlo detenidamente. Para muchos otros, sin embargo, el matrimonio parece estar quedando fuera de su alcance. La clase trabajadora tiene menos posibilidades de contraer matrimonio que la clase media, y cuando lo hacen, sus uniones son más susceptibles de romperse con más rapidez.

En la actualidad, la gente trata de elegir parejas similares a ellos a la hora de casarse. Algunos estudios muestran que las mujeres tienden a casarse con hombres que comparten su actitud frente al riesgo financiero y que las personas con niveles similares de riqueza tienden a enlazarse entre ellas.

Estos matrimonios entre “iguales” parecen ser satisfactorios, especialmente para las mujeres, quienes en Gran Bretaña habían encabezado las listas de peticiones de divorcio a lo largo de la historia, y que como vamos a ver, este número de peticiones ha disminuido en los últimos años.

Desde 1979, los hombres en la Gran Bretaña han interpuesto entre 38.000 y 48.000 demandas de divorcio al año, mientras que las mujeres han pasado de interponer 96.000 demandas de divorcio en 1979 a 118.000 en 1993, hasta disminuir a las 65.000 en 2016.

En occidente, el matrimonio es considerado como una unión gratificante entre dos personas que, cada vez más, colaboran de manera conjunta en la crianza de los hijos, en las tareas domésticas y en el soporte económico de la familia.

Es importante resaltar que actualmente es normal que las parejas convivan antes de contraer matrimonio y esto conlleva a un mejor conocimiento de la pareja, sabiendo mejor lo que se puede esperar de ella en el futuro y dichos conocimientos influirán a la hora de decidir si se casan o no.

En los países ricos, cuanto más elevado es el nivel de educación de una mujer, ésta tiene menos probabilidades de no tener hijos, debido a la frecuente inversión de la mujer en el mundo laboral.

Matrimonios homosexuales

Cuando los matrimonios homosexuales fueron legalizados en Gran Bretaña en marzo de 2014, el gobierno esperaba la celebración de más de 9.000 matrimonios el año siguiente de la legalización, pero sin embargo, fueron menos de 6.000 los que se inscribieron.

Dentro de los matrimonios entre personas del mismo sexo, las mujeres han sido las más entusiastas a la hora de contraer matrimonio, superando en Gran Bretaña, Suecia y los Países Bajos a los matrimonios entre hombres.

Matrimonio y parentalidad

Cuando analizamos con profundidad la situación del matrimonio y de las relaciones personales en la actualidad, vemos que estos se encuentran en buena forma. Este buen estado de los matrimonios se debe entre otras cosas, a que la influencia de las familias a la hora de buscar pareja está debilitándose, y a que los matrimonios se están volviendo progresivamente más igualitarios entre los hombres y las mujeres, en el sentido de que los hombres en la actualidad ayudan más con las tareas del hogar y el cuidado de los hijos que los hombres de hace cincuenta años.

En cuanto a las relaciones paterno-filiales, el estado de la relación entre los padres afecta al estado anímico de los hijos, es decir, una relación estable y feliz garantiza un entorno alegre y beneficioso para los hijos con un apoyo absoluto de los progenitores. Por el contrario, una relación inestable influirá en los hijos haciendo que estos tengan más dificultades.

La condición social del matrimonio también influye en los hijos, puesto que las clases sociales medias-altas tienen más recursos y contactos para ayudar a sus hijos que las clases trabajadoras, quienes tienen más tendencia a carecer de recursos, y generalmente no tienen los contactos que pueden influir a la hora de resolver un problema de sus hijos.